Por Néstor Murray-Irizarry, editor
Diseño de portada: Felipe Cuchi
Para Nancy B. True

La historia tiene dos expresiones o acepciones fundamentales: la primera es la llamada historia oral y la segunda es la escrita. Antes de la escritura los humanos, durante muchos años, se comunicaban a través de la palabra. Con la palabra y la memoria y en la memoria, se oraba, se expresaba el dolor y la alegría. Se narraban cuentos, leyendas y se alimentaba la memoria de grandes historias épicas. También se hablaba de las experiencias sobre los trabajos que realizaban los ricos y los pobres. Había juglares, que cual peregrinos cantores alegraban los caminos.

Para muchos estudiosos la historia oral “permite dar respuestas a los problemas que se derivan de la ausencia de fuentes escritas referidas a un determinado o a una determinada temática”.[Allan Nevins] Otra investigadora comenta que la historia oral ‘’…es la historia de las gentes sencillas, permitiéndonos conocer su estilo de vida y sus sistemas de valores y creencias.” [Alice Kessler Harris]

Es así que los obreros, los trabajadores y sus gremios llenaban con la palabra los espacios del universo conocidos en esos tiempos. Estaban, al igual que todos nosotros haciendo historia oral. Con el paso de los años nació y se desarrolló la palabra impresa. Los seres humanos aprendieron a mirar la vida desde otra perspectiva: la palabra se asocio con la tinta y con las letras moldeadas sobre la piedra, la madera y el hierro. Así todo se fue complicándose hasta llegar a la postmoderna tecnología de la impresión digital.

En la tarde de hoy acogemos la palabra, la tuya y la nuestra, y la publicamos a través de la historia y de la entrevista abierta, en un libro totalmente impreso utilizando la tecnología digital. Pero, en realidad este nuevo libro sobre las memorias de boricuas peregrinos y jubilados del Local 237 de Nueva York, es uno histórico, de historia o sobre la historia. Todas las anteriores son ciertas.
Esta edición recoge las palabras marcadas sobre un papel que ayer expresaron más de 30 jubilados de nuestra Local 237.Fueron mis palabras testigos de la inmensa pasión, alegría y firmeza con se dispararon, tantas veces, tantos días, en tantos momentos de historia personal o colectiva.

Este libro también es un sueño también hecho de muchas palabras, de mucha luz, ternura y amor. Se desarrolló entre Puerto Rico y Nueva York. Acogido el proyecto, sugerido por mí de hacer una serie de entrevistas en español y en Puerto Rico, por la Sra. Nancy True, el Sr. presidente Gregory Floyd y del vicepresidente Sr. Rubén Torres y así iniciamos nuestra tarea en Puerto Rico.

Mi función fue facilitar el proceso de las entrevistas y su edición; la transcripción de los datos se le debe al artista Edwin Gaud.

Pero donde y como se origino este proyecto. Era la primicia de un tipo de proyecto innovador y en español. Escuchemos.

Existe una hermosa e histórica ciudad nacida hace casi 500 años que está enclavada debajo de las nubes, un poquitito más arriba del horizonte. Esta posada sobre la Lomas de Santa Marta y se llama San Germán. Allí entre suspiros, sueños e ilusiones –rodeado de una elegante arquitectura- mientras Nancy True y el que subscribe estas notas contemplábamos esas bellezas, nació este gran proyecto.

Todo comenzó con una grabadora en mano y un cuestionario a cuestas. Una forma muy sencilla de preguntar y lograr respuestas espontaneas del entrevistado. Fueron muchos viajes a la isla, muchas horas de buen dialogo y en ocasiones se servía la buena mesa y saboreábamos, con los protagonistas de estas aventuras y sus esposas, los manjares criollos que tanto gusta al paladar boricua.

Para muchos sus trabajos siempre fueron retos y esperanzas. Para otros buena vida y esperanza. Siempre será una gran deuda con sus amigos y compañeros que les ayudaron a conseguir ingresar en la Local 237.Pues todos sabemos que levantar un hogar, una familia no es pellizco de ñoco. Es trabajo duro y del bueno. El sacrificio no es nunca moda, se logra con mucho amor. Es el gran esfuerzo que se nos mete por dentro y nos anima a seguir luchando todos los días de nuestras vidas. Es la querencia a veces personal, otras veces colectiva. ¿Que podemos hacer? Pues querer la vida, la vida que nos quiere, que nos quiere querer la vida. La vida es lucha toda por alcanzar el bien deseado.

Pero, ¿qué importancia tiene narrar las experiencias que tuviste en tu trabajo? NO IMPORTA LO MAS SENCILLA QUE HAYA SIDO.
Te mereces una contestación clara y concisa a esta pregunta. En primer lugar, las experiencias son sinónimos de la cultura de cada individuo y es a la misma vez el aprendizaje mas autentico de toda una vida. Es el espejo donde nos miramos y sobre el que reflexionamos como seres humanos. Es el tocador donde nos retocamos y nos autoevaluamos. Es la peinilla o el cepillo donde nos peinamos nuestras canas. Y así de sencilla es la vida. Estoy hablando de nuestra cultura, la puertorriqueña. Estoy enfatizando que tus experiencias que se publican en este libro valen tanto como cualquier otro libro de historia de Puerto Rico. Para mí fue un gran honor participar en este gran proyecto de amor. Estoy seguro que también lo fue para todos ustedes.

Muchas gracias.

*Leído el martes, 12 de marzo de 2019 en el Hotel Hilton Condado Plaza en la asamblea de los Puertorriqueños jubilados del Local 237 de Nueva York.


[Reprint from Retiree News & Views March/April 2019]